jueves, 5 de mayo de 2011

Nacer del agua y del Espíritu


La Palabra de Dios dice: “Todo lo que es nacido de Dios, vence al mundo”. (1 Juan 5:4). Para poder tener un éxito permanente en nuestra vida es fundamental nacer de Dios. Aunque,  la mayor conquista, la que tiene gran valor y la cual no se puede comparar es la  conquista del nuevo nacimiento.
La Palabra de Dios nos refiere un hombre llamado Nicodemo, el cual era muy rico y pensaba que ganando dinero, enriqueciéndose encontraría la felicidad, tendría paz y se realizaría. Llegó el día en que Nicodemo se enriqueció mucho, pero él se dio cuenta que era un hombre frustrado, vacío, infeliz, etc. Toda su riqueza no era suficiente para llenar el vacío que sentía. En la actualidad no es diferente existen muchas personas  que materialmente tienen todo, pero les falta la paz y la Presencia de Dios en su vida.
Cuántas no son las personas que materialmente no les hace falta nada, pero viven en la drogadicción, son infelices en su vida sentimental, cambian de pareja constantemente, etc. La razón a esto es porque su interior esta vacío y al no sentirse satisfechas muchas optan por el suicidio, al no tener la paz que tanto buscan. En una ocasión el Señor Jesús dijo:-“Recibiréis poder cuando haya venido sobre nosotros el Espíritu Santo”. (Hechos 1:8). Cuando la persona nace de nuevo grandes cambios acontecen en su vida, por lo que ella comienza a ver las cosas de otra manera, su pensamiento es diferente y ella logra vencer. Esto no quiere decir que no se pasaran por luchas, dificultades, injusticias, etc. Cuando la persona tiene un encuentro con Dios, ella está preparada para vencer las luchas y las dificultades de su vida, porque es el Espíritu Santo quien toma control de su vida y  quien guía sus pasos.
La Palabra de Dios dice: “El que no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Dios”. (Juan 3:3). ¿Qué es necesario hacer para nacer de nuevo? En una ocasión Nicodemo le preguntó al Señor Jesús: “¿Cómo puede-un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?”. (Juan 3:4). Nicodemo era un hombre muy religioso, y un profundo conocedor de la letra, de la ley. Él había reconocido que el Señor Jesús había venido de Dios por las obras y por las señales que Él hacía. (Leer Juan 3:2).  “Respondió Jesús le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.  (Juan 3:4). Nacer del agua es nacer de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es el agua purificadora, ella nos lava y purifica nuestro pensamiento. Cuando se nace del agua (Palabra de Dios), cuando hay convertimiento, cuando se comienza a vivir apoyado en la Palabra de Dios, existe una entrega de cuerpo, alma y Espíritu. Es a partir de aquel momento que todo cambia en la vida de la persona y ella pasa a convertirse en una vencedora en todo lo que realiza. Nacer del agua, es aceptar la Palabra de Dios y llevarla a la practica.
El nuevo nacimiento se produce cuando la persona abre su corazón para Dios, cuando comienza a obedecer y a practicar la Palabra de Dios, coloca a un lado las palabras negativas y las dudas, para solo dar lugar a la voz de Dios que es Su Palabra. Si usted quiere ser feliz, ser una persona realizada en su vida, tener éxito y vencer los retos de la vida, usted necesita rendirse a la Palabra de Dios con un corazón puro, sincero y verdadero. Su entrega tiene que ser total, rendirse a Dios de cuerpo, alma y espíritu.
“Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”. (Santiago 1:18). “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”. (1 Pedro 1:23). El Espíritu Santo es el soplo de vida y cuando Él sopla, uno recibe fuerza, paz, gozo, en si todo viene a cambiar y uno nace de nuevo. Si usted asume el compromiso de vivir bajo la dirección del Espíritu Santo, el primer paso es buscar nacer del agua, que es nacer de la Palabra de Dios, entregarse, rendirse, no dar lugar a dudas y obedecer a la dirección del Espíritu Santo, para así tener una vida nueva y victoriosa.  Porque  cuando el Espíritu Santo entra en su vida, Él es quien va a renovar sus fuerzas y le va a guiar sus pasos para así convertirse en una persona vencedora. Dios los bendiga.

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