miércoles, 19 de octubre de 2011

Abra su ventana

Quien espera ver o sentir para conquistar algo por la fe va a morir esperando.
Los religiosos son así: necesitan ver o sentir para creer, como Tomás.
Fe es certeza. Certeza de que Dios hará lo que prometió hacer. Nada que ver con sentimientos.
Abraham es uno de los mayores ejemplos de fe. No realizó ningún milagro. Pero su firme dependencia de Dios lo convirtió en el padre en la fe de los que hicieron grandes milagros.
Su fe no estaba apoyada en hechos extraordinarios. Pero en la perseverancia de la dependencia diaria del Altísimo.
La única señal que Abraham recibió de Dios, de que sería padre de numerosas naciones, fueron las estrellas.
Desde el punto de vista humano, todo contrariaba la Promesa Divina.
1 - Edad avanzada - cien años;
2 - Sara, su mujer, ya había pasado la edad de tener hijos - noventa años;
3 - Era estéril de nacimiento.
Súmese a eso: peregrinaciones, dificultades de locomoción y los peligros del desierto.
Aún así, manteniéndose firme en la dependencia Divina, creyó contra la esperanza.
Tal vez el lector esté viviendo un problema, a los ojos humanos, imposible de resolver.
Usted tiene en Abraham un ejemplo vivo de fidelidad de Dios.
Basta abrir la ventana, durante la noche, y observar las estrellas, las mismas que vio Abraham. Y como Dios habló con él a través de ellas, lo hará también con usted.
Ellas se mantienen firmes en el cielo, no sólo para ser admiradas, sino, sobre todo, para atestiguar que la Palabra del Dios de Abraham se cumple hoy, de la misma forma en la que se cumplió en el pasado.
Ellas sirvieron de señal para Abraham y continúan sirviendo de señal para quien quiera creer.
¡Que el Señor Dios de Abraham abra sus ojos espirituales para ver Sus señales!

martes, 18 de octubre de 2011

El Eco


Un hijo y su padre estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cayó, se lastimó y gritó: “AAAhhhhhhhhhhhhhhh ! ! !”.
Para su sorpresa, oyó una voz repitiendo, en algún lugar en la montaña: “AAAhhhhhhhhhhhhhhh ! ! !”

Con curiosidad, el niño grito: “Quién eres tú?”
Recibió de respuesta: “Quién eres tú?”
Enojado con la respuesta, grito: “Cobarde!”
Recibió de respuesta:”Cobarde!”
Miró a su padre y le preguntó: “Que sucede?”
El padre sonrió y dijo: “Hijo mío, presta atención.”
Y entonces el padre gritó a la montaña: “Te admiro!”
La voz respondió: “Te admiro!”
De nuevo el hombre gritó: “Eres un campeón!”
La voz respondió: “Eres un campeón!”
El niño estaba asombrado, pero no entendía.
Luego el padre explicó:

“La gente lo llama ECO, pero en realidad es la VIDA…Te devuelve todo lo que dices o haces… Nuestra vida es simplemente reflejo de nuestras acciones. Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor… Si deseas mas competitividad en tu grupo, ejercita tu competencia… Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida… La vida te dará de regreso exactamente aquello que tú le has dado.”

Tu vida no es una coincidencia… Es un reflejo de ti. Alguien dijo: “Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa lo que emites”

domingo, 16 de octubre de 2011

Inmadurez en la fe

¿Ya vio chicos jugando? El grado de pureza e inocencia es tan acentuado que atrae y divierte a cualquier adulto.
A pesar de eso, sus actitudes no siempre son saludables. Hay momentos en los que sus impulsos son difíciles de controlar, principalmente cuando quieren cosas fuera de horario. Ante eso, muchas se convierten en malcriadas y, a veces, hasta incontrolables.
Todo eso porque sus emociones están a flor de piel. No piensan, no miden las consecuencias, no tienen noción del peligro… ¡nada!
Así son los inmaduros en la fe. Creen que el Papá del cielo tiene que responder las peticiones en el momento, independientemente de Su voluntad.
Tal infantilidad espiritual sería hasta incomprensible, si no fueran las amenazas de abandonar la fe. Como si el Señor Dios dependiera de ellos.
Otros, por muchos años, han invertido en la construcción de verdaderos castillos de problemas. Y cuando tienen acceso a la fe quieren usarla como varita mágica para resolverlos de la noche a la mañana.
Además de ellos, están aquellos cuya fe no se desarrolla por los celos y contiendas acentuados en su carácter. Para este tipo de “cristiano” el apóstol Pablo dijo:
“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”, (1 Corintos 3:1-3).

sábado, 15 de octubre de 2011

“Pero…”

Dice un proverbio japonés que, cuando todos estaban elogiando el plumaje del Pavo Real, los pájaros protestaron: “Pero miren sus patas”.
El envidioso es siempre aquel que arruina placeres. Aquel o aquella que siempre tiene un “pero” para disminuir al otro, como si lo bueno del otro lo hiriese o disminuyese su yo.
Cuando tenemos ganas de decir un “pero…”, es mejor pensarlo muy bien: ¿Por qué quiero mostrarme diferente, contradictorio?  A caso hay algún motivo benefico, o es sólo para manifestar mi partecita de envidia, de malestar por el bien ajeno?

jueves, 13 de octubre de 2011

Abriendo la puerta

En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto.
Cada vez que tomaba prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala, que tenía un grupo de arqueros en una punta y una inmensa puerta de hierro en la otra. De la puerta de hierro colgaban muchas calaveras cubierta de sangre.
En esta sala, el rey le daba dos opciones a los prisioneros:
- Ustedes pueden elegir morir atravesados por las flechas de mis arqueros o pasar por aquella puerta.
Todos los que por allí pasaron eligieron morir en manos de los arqueros.
Al finalizar la guerra, un soldado, que por mucho tiempo había servido al rey, le dijo:
- Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?
- Diga, soldado.
- ¿Qué había detrás de la asustadora puerta?
- Vaya y vea.
Al principio, él tuvo mucho miedo, pero, confiando en el rey, la empujó lentamente, y percibió que, a medida que lo hacía, rayos de sol iban entrando y aclarando el ambiente hasta iluminar todo el recinto.
La puerta llevaba hacia fuera de la mazmorra, rumbo a la libertad.
El soldado, admirado, apenas mira al rey, que dijo:
- Yo les daba a elegir, pero preferían morir antes que arriesgarse a abrir esa puerta.
¿Cuántas veces dejamos de abrir una puerta o entrar por otra por miedo a arriesgarnos?
Hoy, en el mundo, muchas personas todavía no encontraron la libertad exactamente por este motivo: el miedo. Miedo de que no resulte, miedo de lo que los demás van a pensar, miedo de equivocarse, en fin. Y, con eso, permanecen estancadas, paradas en el tiempo y sumergidas en sus problemas.
Debemos ser diferentes, pero, muchas veces, actuamos exactamente igual.
¿Cuántas personas, movidas por el prejuicio impuesto por los medios satánicos, han tenido miedo de pasar por la puerta de la IURD?
Pero los afligidos, que no tienen nada que perder, han intentado y conquistado la plenitud de la libertad a través de una fe lanzada e irreverente.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Problemas que van y vienen

Si yo quiero terminar con un árbol, tengo que cortarlo por la raíz.
El banano, por ejemplo, es un árbol muy robusto y resistente, aunque parezca débil. Por increíble que parezca, ni el fuego ni un tifón pueden matarlo. Aún si alguien corta un banano en mil pedazos, puede sobrevivir.
La única forma en la que se puede impedir que este árbol crezca nuevamente es arrancándolo por completo, desde la raíz.
Así son los problemas de la vida, especialmente los crónicos. Si no son resueltos de raíz, terminarán creciendo nuevamente y regresando como antes.
Muchas personas quieren resolver sus problemas, pero se resumen en lidiar con las hojas y las ramas. Esos problemas terminan regresando en muchas oportunidades, y a veces, hasta peor.
Existen tres razones principales por las que las personas normalmente no se enfrentan con la raíz de sus problemas:
1. No saben encontrar la raíz;
2. Conocen la raíz, pero no saben cómo cortarla;
3. Saben cómo cortarla, pero no están dispuestas a emplear el esfuerzo para hacerlo.
O sea, quieren respuestas rápidas.
¿Cuál es su caso?
Obispo Renato Cardoso

martes, 11 de octubre de 2011

El que habita en el abrigo de Dios

Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:30

lunes, 10 de octubre de 2011

Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja

No hay muerte para quien vive por la fe en el Señor Jesucristo.
Pronunciar la palabra muerte ya es asustador para personas comunes. Mientras tanto, el significado del fin de la vida para muchos no es lo mismo para otros.
La muerte tan cruel, cuyo espíritu corta vidas, tanto de inocentes como culpables; que no escoge sexo, edad, color, raza, clase social, cultura, en fin, que roba vidas descuidadas, de forma implacable o no, es temible, da pavor y, peor, no se cansa, ni se enfada.
Mas, para los que viven en el Señor Jesús, ella no tiene más fuerza. Antes, sirve gloriosamente como instrumento de garantía de la vida eterna.
Es por esto que el apóstol confesó: Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Filipenses 1:21
¿Quién puede entender esto? Es locura para los que se pierden; para todos cuyo corazón está preso a las ofrendas de este mundo.
La verdad es que la muerte sólo espanta a los hijos de las tinieblas, porque los de la Luz ya la vencieron por la fe.
“Jesús murió por todos; luego, todos morirán.”
¿Todos morirán?
¿Quién, de hecho, murió de verdad?
Morirán los que no viven para sí mismo.
“… y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos.” 2 Corintios 5:14-15
Los nacidos del Espíritu de Dios se burlan de la muerte, diciendo: ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?1 Corintios 15:55
¿Sabe por qué?
Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja
“Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.” Romanos 14:8
Palabra fiel es esta: Si somos muertos con Él, también viviremos con él...” 2 Timoteo 2:11

domingo, 9 de octubre de 2011

Bendita Tribulación

La alegría de las conquistas materiales ha causado una verdadera sensación de bienestar. La relación con Dios parece estar al día. El fiel se siente más animado, estimulado en la fe y hasta propenso a hacer la obra de Dios.
Pero cuando las tribulaciones comenzaron a dar señales, la alegría da lugar a la tristeza, la euforia se enfría y la fe deja a su vez a las dudas y lamentos. La disposición de servir a Dios se apaga.
En este momento, su confesión de fe es juzgada. La cruz y el mundo esperan ver hacia dónde va a caer. Y es justamente ahí que se define el tipo de fe que se tiene.
Dios no nos ha dado fe apenas para el éxito espiritual y material, pero también para los supuestos fracasos. En el mundo de la energía sobrenatural, todo coopera para el bien, tanto las ganancias como las pérdidas.
Al final de cuentas, quien vive en la dependencia del Espíritu Santo ya murió para este mundo. Las luchas y sinsabores enfrentados en la Tierra forman parte del aprendizaje de vivir por la fe.
Salomón es un gran ejemplo de los prejuicios causados por la ausencia de tribulaciones. Nació para reinar sin cualquier problema. Y, por haber conquistado el corazón de Dios, se convirtió en el más sabio de la Tierra. Él fue poderosamente rico, no había nada que su alma desease que no fuera satisfecho.
Ni enemigos tenía.
Llegó al punto de enviar cartas al rey de Tiro diciendo: “Ahora el Señor mi Dios me ha dado paz por todas partes; pues ni hay adversarios, ni mal que temer.” 1 Retes 5:4
La historia registra que la ausencia de problemas se convirtió en el mayor y más grave adversario de Salomón. La sensación de felicidad cristiana puede convertirse en un enemigo mortal, porque impone un relajo en la fe y, en consecuencia, frialdad espiritual.
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” Mateo 26:41

sábado, 8 de octubre de 2011

Visión nuestra de cada día

"El Seol y el Abadón nunca se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos." Proverbios 27:20

"Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí." Isaías 6:8

jueves, 6 de octubre de 2011

La serpiente y la luciérnaga


Cuenta la leyenda que había una vez una serpiente que comenzó a perseguir una luciérnaga.
Esta, huía rápido, con miedo de la feroz predadora, y la serpiente no pensaba en desistir.
Huyó un día y ella no desistía, dos días y nada...
En el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga se paró y le dijo a la serpiente:
—¿Puedo hacerle tres preguntas?
—No acostumbro hacerle esa concesión a nadie, pero ya que te voy a devorar, puedes preguntar...
—¿Pertenezco a su cadena alimenticia?
—No.
—¿Yo te hice algún mal?
—No.
—Entonces, ¿por qué quiere terminar conmigo?
—Porque no soporto verte brillar…
Muchas veces no entendemos las persecuciones sin precedentes, las contiendas, las mentiras etc.
Pero ahí está una de las razones...
¡¡¡Simplemente no soportan vernos brillar!!!

miércoles, 5 de octubre de 2011

Aprendiendo valorar a los demás

El propietario de una tienda estaba colgando sobre la puerta un cartel que anunciaba: “venta de cachorros”. Ese tipo de anuncios tienen la virtud de llamar la atención de los niños y no tardó en aparecer un niñito bajo el cartel.

-¿A cuánto vende usted los cachorros? -preguntó.

-Entre treinta y cincuenta dólares -respondió el dueño de la tienda.

El pequeño rebuscó en sus bolsillos y sacó algunas monedas.

-Sólo tengo dos dólares y treinta y siete centavos -anunció-. ¿Puedo verlos, por favor?

El dueño sonrió, emitió un silbido y de la perrera salió Lady, que se acercó corriendo por el pasillo de la tienda seguida por cinco minúsculas bolitas de pelo. Uno de los cachorros segiá a los demás con dificultades. Inmediatamente, el niño se fijó en el último perrito que cojeaba y preguntó:

¿Qué le pasa a ese perrito? El dueño de la tienda le explicó que el veterinario, al examinarlo, había descubierto que al cachorrito la faltaba la fosa de articulación de la cadera.

-Pues ése es el cachorrito que quiero comprar -exclamó el niño, entusiasmado.

-No creo que quieras comprarlo -objeto el dueño de la tienda,- pero si realmente lo quieres, te lo regalo.

El chiquillo se ofendió mucho, miró a los ojos al dueño de la tienda, apuntándole con un dedo, y declaró:

-No quiero que me lo regale. Ese perrito vale tanto como cualquiera y le pagaré a usted lo que valga. Es más, ahora le daré todo lo que tengo y le iré pagando cincuenta centavos cada mes hasta completar su precio.

En realidad, no creo que quieras comprar el perrito -replicó el hombre

.-Nunca podrá correr y saltar y jugar contigo como los demás cachorritos. Al oír estas palabras, el chiquillo se inclinó para levantarse la pernera del pantalón, mostrando una pierna gravemente deformada que se apoyaba en una ortopedia. Levantó los ojos hacie el propietario de la tienda y respondió en voz baja:

-Bueno, yo tampoco soy muy buen corredor y el cachorro necesitará a alguien que lo entienda.

martes, 4 de octubre de 2011

LAS 10 SEÑALES DE QUIEN ESTA PERDIENDO LA SALVASION

1. No tienen placer de hablar con Dios.
 Hay gente que se excusa de la falta de tiempo, el cansancio, y Dios sabe lo que necesita, por lo tanto deja  de expresar su dependencia de Él.
 2. No siente  placer en conocer la voluntad de Dios.
 Las personas que no leen la Biblia, automáticamente dejarán de escuchar la voz de Dios.  Por lo tanto no sabrán cual es la voluntad de Él en sus vidas, porque la Biblia es la fuente.  Es ahí donde se expresa la voluntad de Dios para nosotros.
3. Teme a la muerte.
 Teme el destino de su alma, porque no está seguro de la vida eterna.
4. Tiene  Miedo que el Señor Jesús regrese y no sea arrebatada.
 Teme la venida del Señor Jesús, porque él sabe que la forma de vida que viene llevando, no le da el derecho de ser arrebatado.
 5. Valoriza más las cosas materiales que las espirituales.
 Pierde de visión de la salvación; dando más valor y prioridad a las cosas materiales, dejando las espirituales (que son las principales), en segundo lugar.
 6. Se preocupa más en complacer a las personas que a Dios.
 Está más preocupado por lo que las personas piensan y esperan a su respecto, que en, lo que Dios piensa y espera de ella.
 7. No tiene temor.
 Por eso ella miente, tiene envidia,  juzga, desobedece, se rebela. Porque el temor no representa miedo, sino más bien, un profundo respeto.  Cuando la persona desobedece, en verdad ella intenta imponer ´´su´´ voluntad.
 8. No se concentra en la alabanza, la oración ó adoración.
 La persona se distrae fácilmente, por abrir los ojos, pensando en otras cosas y termina finalmente quedando vacía.  Ella a veces, "alaba", "ora", "adora", pero es como si no estuviese ahí. Sus pensamientos son otros...
 9. No tiene la alegría de la salvación.
 La persona que es salva resplandece alegría, es feliz, sea "cual sea" la situación que esté pasando, pues esa alegría es espontánea, ella se siente segura, con paz y no es acomodada.
10. La predica nunca no es para ella.
 Ella piensa que la predicación no es para ella, sino para los otros. Pero Cristo está siempre renovándonos y ensañarnos a tener una nueva mente, corazón y espíritu.

Parte de la Respuesta II

Emisor y Receptor
Fe y energía.
Positiva cuando viene del Trono de Dios.
Negativa cuando viene del infierno.
Dios, a través de Sus siervos, hizo llegar Ese poder a todos.
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”, (Marcos 16:15, 16).
Está quien transmite energía positiva y quien transmite energía negativa.
Para que la energía pueda tener efecto es necesario un receptor. De lo contrario, no tendrá efecto.
La energía venida de Dios, Su Poder, sólo tiene efecto en los que Lo aceptan de forma incondicional. Son los receptores.
Así funciona la energía de la fe.
La Palabra de Dios es energía que sale de la boca de Dios y beneficia sólo a los que creen.
“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo (poder) del Señor?”, (Isaías 53:1).
Cuando el infierno transmite sus dudas, o energía negativa, necesita personas que las acepte. Si no hay receptor, su energía negativa no surte efecto.
Un trabajo de brujería es efectivo cuando la víctima se entera que fue hecho y cree.
De lo contrario, no.
Las promesas divinas sólo tienen efecto cuando existe una creencia incondicional.
Vamos a seguir…
Que todos los receptores sean abundantemente bendecidos.

domingo, 2 de octubre de 2011

OBREROS Y EVANGELISTA DOMINGO 2 DE OCTUBRE



LIMPIEZA DEL LOCAL PROVISORIO

PEDRO Y EL COJO

El Creador transmite Su energía de la misma forma que el sol. Sin embargo, Él necesita que haya un receptor para esa energía. Es la creencia.
El Sol transmite calor. Si no hay un cuerpo físico para recibir ese calor, de nada sirve tal energía.
Lo mismo se da en relación al Poder o la energía que sale de la Boca de Dios (Su Promesa).
Si hay un receptor (creencia), la Promesa se cumple. Si no hay receptor, la Promesa no se cumple.
El Creador es el Transmisor, la criatura, el receptor.
El Espíritu Santo es la Energía Divina. Los nacidos del Espíritu y los bautizados en el Espíritu tienen Esa Energía permanente en su interior.
Ejemplo:
“Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.”, (Hechos 3:2-8).
¿Qué esperaba recibir? Limosna.
¿Tenía fe para ser curado? No.
¿Por qué? Si tuviera fe estaría dentro del templo, no del lado de afuera.
Si no tenía fe, ¿cómo fue curado? ¿Por la fe de Pedro?
Sí y no.
Sí, porque Pedro le llamó la atención para repasar su Energía Divina: “…lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”.
Pedro usó la autoridad de Señor Jesús para transmitir Su Energía.
No, porque también necesitó que haya receptividad de parte del cojo para completar el milagro.
Podríamos simplificarlo diciendo: 50% de la energía de Pedro + 50% de la receptividad de parte del cojo.
Pedro necesitó tomarlo de la mano derecha.
¿Por qué?
Para transferirle su virtud, energía, poder o fe.
Al instante, poseído por toda la energía de Pedro, que recorrió todo su cuerpo, él fue curado.
Resumen:
La carga positiva del Espíritu de Dios, a través de Su siervo, fue transmitida al cojo y él fue curado de una enfermedad incurable.

sábado, 1 de octubre de 2011

Problemas que van y vienen

Si yo quiero terminar con un árbol, tengo que cortarlo por la raíz.
El banano, por ejemplo, es un árbol muy robusto y resistente, aunque parezca débil. Por increíble que parezca, ni el fuego ni un tifón pueden matarlo. Aún si alguien corta un banano en mil pedazos, puede sobrevivir.
La única forma en la que se puede impedir que este árbol crezca nuevamente es arrancándolo por completo, desde la raíz.
Así son los problemas de la vida, especialmente los crónicos. Si no son resueltos de raíz, terminarán creciendo nuevamente y regresando como antes.
Muchas personas quieren resolver sus problemas, pero se resumen en lidiar con las hojas y las ramas. Esos problemas terminan regresando en muchas oportunidades, y a veces, hasta peor.
Existen tres razones principales por las que las personas normalmente no se enfrentan con la raíz de sus problemas:
1. No saben encontrar la raíz;
2. Conocen la raíz, pero no saben cómo cortarla;
3. Saben cómo cortarla, pero no están dispuestas a emplear el esfuerzo para hacerlo.
O sea, quieren respuestas rápidas.
¿Cuál es su caso?
Obispo Renato Cardoso