jueves, 15 de diciembre de 2011

¿Felices Fiestas o Ayuno?

Muchas personas saben que el derramamiento del Espíritu Santo ocurrió en el día de Pentecostés, pero la mayoría no sabe lo que ese día representaba para los judíos.
El Pentecostés era una fiesta instituida por Dios, pero el espíritu religioso se apoderó de esa fecha, dejando de lado el espíritu de la fe, pues, si la adoración de los que estaban en la fiesta hubiese agradado a Dios, ellos también hubiesen recibido el Espíritu Santo.
En esa época, Jerusalén estaba llena de extranjeros, ya que muchos viajaban para estar con la familia o divertirse. Por otra parte, la conmemoración consistía en dar regalos a las viudas y a los pobres (lea Deuteronomio 16:11-12).
No obstante, los 120 discípulos, que estaban ajenos a todo eso, prefirieron quedarse el Cenáculo. Aunque fuese una ofensa, ellos quebraron la tradición y no les importó la crítica y la opinión de los demás. Decidieron despreciar las costumbres, para dedicarse a un propósito más sublime: estar 100% consagrados a Dios.
Nadie en la fiesta recibió el Espíritu Santo, pero todos los que estaban en el Cenáculo, separados de la religiosidad festiva, fueron bautizados con el Espíritu de Dios.
Los que estaban en la fiesta sintieron la “alegría” pasajera causada por algo material: vino, música, ganancias comerciales, turistas, etc. Sin embargo, la alegría terminó junto con la fiesta. De la misma forma sucede en los días de hoy. Mientras tanto, los 120 fueron sellados por el propio Dios Hijo, y sus vidas nunca más fueron iguales.
Cualquiera puede recibir algo del hombre, como por ejemplo herencia, dinero, consejo, cariño, ayuda, entre otros. Pero el Espíritu Santo es algo que sólo Dios puede dar. Él es la prueba de que hubo una conexión con el propio Creador, una señal de que la persona está bien con Dios.
¿Cómo dudar de Él después de haber recibido Algo tan maravilloso que ningún hombre, fiesta, dinero u otra cosa podrían darle?
Por eso, aquellos que se dediquen durante los 21 días del Ayuno de Daniel, en el Cenáculo Universal del Espíritu Santo, recibirán el Espíritu de Dios.
Mientras tanto, el mundo estará participando de la fiesta pagana de Navidad.
En la fe,

martes, 13 de diciembre de 2011

El Rey y sus 4 Esposas

Había una vez un rey que tenía 4 esposas.
Él amaba muchísimo a su cuarta esposa y vivía dándole lindos regalos, joyas y ropas caras. Le daba de todo y de lo mejor.Él también amaba mucho a su tercera esposa, y le gustaba exhibirla en los reinados vecinos.
No obstante, tenía miedo de que un día ella lo dejase por otro rey.
Él también amaba a su segunda esposa.
Ella era su confidente y estaba siempre lista para él, con amabilidad y paciencia. Siempre que el rey tenía que enfrentar un problema, confiaba en ella para atravesar esos tiempos de dificultad.
La primera esposa era una compañera muy leal, y hacía todo lo que estaba a su alcance para mantener muy rico y poderoso al rey y al reino.
Pero él no amaba a la primera esposa, y a pesar de que ella lo amaba profundamente, él apenas se fijaba en ella.
Un día, el rey cayó enfermo y se dio cuenta de que su fin estaba cerca.
Pensó en toda la lujuria de su vida y reflexionó:
- Ahora yo tengo cuatro esposas conmigo, pero cuando muera, ¿con cuántas podré contar?
Entonces preguntó a la cuarta esposa:
- Yo te amé tanto, querida, te cubrí de las más finas ropas y joyas. Mostré cuánto te amaba cuidando bien de ti. Ahora que yo estoy muriendo, ¿eres tú capaz de morir conmigo, para no dejarme solo?
-¡De ninguna manera!- respondió la cuarta esposa, y salió del cuarto sin siquiera mirar para atrás.
La respuesta que ella le dio cortó su corazón como si fuera un cuchillo afilado.
Tristemente, el rey preguntó a la tercera esposa:
- Yo también te amé tanto la vida entera. Ahora que yo estoy muriendo, ¿eres tú capaz de morir conmigo para no dejarme solo?
-¡¡¡No!!!- respondió la tercera esposa- ¡La vida es muy buena! Cuando tú mueras voy a casarme de nuevo.
El corazón del rey sangró y se congeló de tanto dolor.
Le preguntó a la segunda esposa:
- Yo siempre recurrí a ti cuando necesité ayuda, y tú siempre estuviste a mi lado. Cuando yo muera, ¿serías tú capaz de morir conmigo para hacerme compañía?
- Lo siento mucho, pero esta vez no puedo hacer lo que me pides- respondió la segunda esposa. ¡Lo máximo que puedo hacer es enterrarte!
Esa respuesta cayó como un trueno en la cabeza del rey, y una vez más quedó afectado.
Entonces, una voz se hizo oír:
- Yo partiré contigo y te seguiré por donde quiera que vayas…
El rey levantó los ojos y allí estaba su primera esposa, tan flaquita, tan desnutrida, tan sufrida…
Con el corazón partido, el rey dijo:
- Debería haber cuidado mucho mejor de ti mientras aún podía…
La verdad es que todos nosotros tenemos cuatro esposas en nuestras vidas…
Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo.
A pesar de todos los esfuerzos que hacemos para mantenerlo saludable y bonito, él nos dejará cuando muramos.
Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, propiedades y riquezas. Cuando morimos, todo eso va para los otros.
Nuestra segunda esposa son la familia y los amigos. A pesar de amarnos mucho y de estar siempre apoyándonos, lo máximo que ellos pueden hacer es enterrarnos.
Y nuestra primera esposa es nuestra ALMA, muchas veces dejada de lado por perseguir, durante toda la vida, la Riqueza, el Poder, y los Placeres de nuestro Ego.
A pesar de todo, nuestra Alma es la única cosa que siempre irá con nosotros, no importa donde vayamos…
Entonces,
Cultive…
Fortalezca…
Bendiga…
¡Ennoblezca su alma, ahora!
Es el mayor regalo que le podemos dar a los que nos rodean y a nosotros mismos.
Déjela brillar, ¡a través del perdón que Dios nos da en el Señor Jesús!
Que en estos 21 días de Ayuno su relación con su alma sea justa.
Colaboró: Obispo Julio Freitas

jueves, 8 de diciembre de 2011

La felicidad existe

¿Ya vio a alguien corriendo tras el viento?
¡Imagine una infinidad de cucarachas tontas!
Y sí. Así camina la humanidad.

Todos, en una búsqueda frenética, han colocado toda su fuerza en la conquista de la felicidad.
Los fuertes atropellando a los débiles para poseerla más rápidamente.
La mayoría pobre, dejándose llevar por el viento de la “suerte”, dice: quién sabe un día mi vida cambia, y va yendo de esperanza en esperanza.
Los enfermos buscan la felicidad en la cura física. Para ellos la salud es lo más importante.
Otros creen que la felicidad está en la realización profesional. Para ellos el dinero es el alma de la felicidad.
Y para los solitarios y frustrados en el amor, la felicidad está en encontrar su otra mitad. Por eso se rinden a las aventuras amorosas como un juego de lotería. Prueban suerte en el amor para ser felices.
Sin embargo, todos, sin excepción, se pierden en sus búsquedas. Cuanto más se revuelven en las búsquedas, más se hunden en la arena movediza de este mundo, al punto de cuestionar la existencia de la felicidad, como hacen los ateos respecto a la existencia de Dios.
Si existe la felicidad, entonces ¿dónde y cómo alcanzarla? ¿Quién me puede responder? Preguntan los infelices…
Para alcanzar la felicidad, antes es necesario tomar posesión de la vida. Los muertos no tienen derecho a la felicidad. Mientras la persona esté espiritualmente muerta en sus delitos y pecados, ¿cómo alcanzar la felicidad? Imposible.
Primero ella necesita resucitar, y, para eso, tiene que buscar al Autor de la vida.
El Señor Jesús dijo:
“Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá.” Juan 11:25
Creer en el sentido de entregarse de cuerpo, alma y espíritu. A partir de esa entrega incondicional, ella recibe vida. Y entonces, tendrá el derecho a la felicidad soñada.
Quien sea suficientemente humilde para someterse y temerle, heredará riquezas, y honra y vida. Proverbios 22:4
O sea: será feliz en la Tierra.
El Ayuno de 21 días de Daniel es la gran oportunidad para los literalmente infelices. A partir de este domingo 11/12/11, quien quiera reservar los últimos 21 días del año para aislarse de toda información secular en televisión, radio, internet, revistas, diarios, deportes, entretenimientos, en fin ayuno audiovisual total.
Será hecha una limpieza en el corazón y en la mente de todo el equipaje inútil que ofrece este mundo, reservándonos apenas a las informaciones relativas a la Palabra de Dios, la Biblia Sagrada.
En el transcurso de este ayuno, el Espíritu de Dios será derramado conforme Su promesa en Joel 2:13-19.
Dios, en la Persona del Espíritu Santo, abra el entendimiento de todos los que creen.