domingo, 2 de octubre de 2011

PEDRO Y EL COJO

El Creador transmite Su energía de la misma forma que el sol. Sin embargo, Él necesita que haya un receptor para esa energía. Es la creencia.
El Sol transmite calor. Si no hay un cuerpo físico para recibir ese calor, de nada sirve tal energía.
Lo mismo se da en relación al Poder o la energía que sale de la Boca de Dios (Su Promesa).
Si hay un receptor (creencia), la Promesa se cumple. Si no hay receptor, la Promesa no se cumple.
El Creador es el Transmisor, la criatura, el receptor.
El Espíritu Santo es la Energía Divina. Los nacidos del Espíritu y los bautizados en el Espíritu tienen Esa Energía permanente en su interior.
Ejemplo:
“Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.”, (Hechos 3:2-8).
¿Qué esperaba recibir? Limosna.
¿Tenía fe para ser curado? No.
¿Por qué? Si tuviera fe estaría dentro del templo, no del lado de afuera.
Si no tenía fe, ¿cómo fue curado? ¿Por la fe de Pedro?
Sí y no.
Sí, porque Pedro le llamó la atención para repasar su Energía Divina: “…lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”.
Pedro usó la autoridad de Señor Jesús para transmitir Su Energía.
No, porque también necesitó que haya receptividad de parte del cojo para completar el milagro.
Podríamos simplificarlo diciendo: 50% de la energía de Pedro + 50% de la receptividad de parte del cojo.
Pedro necesitó tomarlo de la mano derecha.
¿Por qué?
Para transferirle su virtud, energía, poder o fe.
Al instante, poseído por toda la energía de Pedro, que recorrió todo su cuerpo, él fue curado.
Resumen:
La carga positiva del Espíritu de Dios, a través de Su siervo, fue transmitida al cojo y él fue curado de una enfermedad incurable.

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