sábado, 17 de septiembre de 2011

El abejorro

¡Los científicos dicen que no puede ocurrir! ¡Es imposible! La teoría de la aerodinámica es muy clara. Los abejorros no pueden volar.
Se debe a que el tamaño, peso y forma del cuerpo no es proporcional al tamaño de sus alas, lo que, aerodinámicamente, hace imposible que pueda volar. Es demasiado pesado, ancho y largo para volar con alas tan pequeñas.
Sin embargo, el abejorro no sabe todos esos datos científicos y vuela.
Dios creó lo creó y le enseñó a volar. Obviamente que el abejorro no le preguntó a Dios sobre el problema de la aerodinámica. Él, simplemente, voló. Tampoco le preguntó a Dios si sabía lo que estaba haciendo. Él, simplemente, voló. No se preguntó si Dios lo amaba, al darle esas alas tan pequeñas. Él, simplemente, voló.

Para Dios nada es imposible
Cuando Dios nos creó, nos equipó para la vida que tenemos por delante. Dios sabe los planes que tiene para nuestra vida. Como nos ama, nos prometió estar con nosotros, enseñarnos, guiarnos, ser nuestra roca. Todo lo que tenemos que hacer es confiar y obedecer.

Dios no está limitado por nuestra comprensión de cómo suceden las cosas. Sólo porque no vemos algo, no significa que no sea real. La fe es, verdaderamente, la sustancia de las cosas que no se ven. A veces, la vida es inexplicable y sucede lo imposible. No siempre podemos explicar las cosas. Y el hecho de que no entendamos cómo se hace algo, no significa que el Dios Todopoderoso no pueda hacerlo.
“ Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:13)

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