miércoles, 17 de agosto de 2011

¡No sirve!

No sirve hacer caridad, ser honesto, pagar sus impuestos, ser un obrero(a), pastor, obispo… No sirve tener diplomas, conocimientos, informaciones… No sirve tener mucha experiencia en la vida… No sirve para, absolutamente nada, tener éxito, dinero y el mundo a sus pies, ¡si no tiene el Espíritu Santo!
Sin el Espíritu de Dios en su vida perderá la batalla, porque su guerra es espiritual, tal como dijo el Señor Jesús. Su enemigo es espiritual, usted no puede verlo. Pero él puede y, de acuerdo a lo que Jesucristo dijo: no está en el inferno, sino a su alrededor, muy cerca, igual que un león hambriento, solo esperando una oportunidad para devorar.
Y la única forma de vencerlo es volviéndose espíritu también, pero eso sucederá cuando reciba Su Espíritu.
Está escrito: “Aquel que es nacido de Dios vence el mundo”. Y ¿Cuál es su victoria? ¡Su fe! Aquel que nace de Dios pasa a ser espíritu, ¡porque Dios es Espíritu! Por eso, Cristo dejó bien claro que usted tiene que nacer del Agua, de la Palabra y del Espíritu de Dios; detalló que se tiene que convertir y nacer de nuevo, a través del bautismo con el Espíritu Santo.
Después de todo, espíritu es intelecto, inteligencia. Y todos nosotros somos inteligentes, pero le toca a cada uno usar su inteligencia o sus emociones. Si usa sus emociones y sus sentimientos, aún teniendo un título, conocimiento, posición, influencias, fama o buenas obras, terminará por sentirse fracasado, frustrado, infeliz y vacío.
Ahora bien, si usted no tuviera nada… ni título, posición, conocimientos o experiencia, pero tuviera el Espíritu Santo, ¡tendrá todo! Y esta es la propuesta de Dios, cuando dijo: “-No los dejaré solos, enviaré un consolador”. En otras palabras, usted hará su parte y Él hará la de Él.
El Espíritu Santo es Dios, es el Señor Jesús y Él está aquí y ahora, solo que usted no puede verlo. ¿Usted puede ver el aire? No, ¡pero el aire está aquí! Tanto cierto como que usted está respirando y está vivo. Y usted ha visto la acción del mal, aunque no lo consiga ver físicamente. Es igual al virus de la gripe que se propaga por el aire, y que solo sienten los síntomas. De la misma forma actúan los espíritus, pues usted no puede verlos, pero logra observar sus síntomas: robo, muerte y destrucción.
Y quien no tiene el Espíritu de Dios, no está vacunado y no tiene el sello Divino, dijo Jesús, Su falta permite la entrada de esos espíritus malignos que son cobardes. Ya que éstos, si fuera preciso, van a buscar a siete espíritus peores, para entrar en la vida de la persona y destruirla en todas las áreas: familia, salud, sentimental, profesional, emocional, conyugal, económica y física.
Ellos son así de tremendos porque son enemigos de Dios. Y usted puede llegar a preguntarse: pero, ¿qué tengo que ver yo con eso?
Usted fue creado a imagen y semejanza de Dios. ¡Es una criatura de Dios! Pero solo los hijos, aquellos que recibieron el Espíritu Santo, son los que Dios podrá defender.
Los soldados que fueron a arrestar a Cristo no estaban uniformados. El mal también actúa así, se disfraza en medio a la multitud. ¿Pero quienes enviaron a esos soldados? Los religiosos. Y ¿qué hace la religión? Trabaja con la emoción y los sentimientos.
Después de todo, las religiones  no usan la inteligencia ni la razón, porque cuando usted utiliza la razón y la inteligencia, se cuestiona: “Cómo puedo creer en un Dios vivo y aceptar la enfermedad, el vicio, la destrucción familiar, el trauma y esa debilidad que compromete mi matrimonio, la educación de mis hijos y mi salvación?”.
Cuando usted usa su inteligencia y su razón, se cuestiona y se libera de las emociones, de los sentimientos y de aquello que lo hace débil. Pero las religiones no quieren eso, porque siempre manipularon a las masas, exactamente lo mismo pasaba en la época de Jesucristo. Y, cuando el Señor Jesús vino, dijo: “ustedes no necesitan una religión, no necesitan de nadie, lo que precisan es nacer de nuevo, liberarse y recibir el Espíritu Santo”.

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